Botijo "gallo" con el pitorro en el pico y la boca en la cola que tiene forma festoneada. Está vidriado.
A diferencia del resto de las provincias andaluzas que fueron estudiadas por Andrés Carretero Pérez, Carmen Ortiz García y Matilde Fernández Montes, la alfarería de la provincia de Almería fue estudiada por Celsa Paoletti Duarte y Ángel Pérez Casas.
Sorbas fue uno de los centros productores de alfarería más fuertes en la primera mitad del siglo XX contabilizándose más de 50 alfareros. En el momento de la investigación etnográfica, quedaban en Sorbas dos alfares, el de Juan García Larios y sus hijos y la de Juan Mañas García y su familia. La producción típica de la localidad se mantenido gracias al sentido decorativo de platos, orzas, tazones o lebrillos aunque aquí ha prevalecido la recuperación y revalorización de ciertos platos de cocina que han demandado para su preparación el uso de las típicas cazuelas y ollas de barro refractario.