Margarita María de Alacoque (1647-1690), monja visitadina del monasterio de Parayle- Monial, Francia tuvo durante la segunda mitad del siglo xvii una serie de visiones con Jesucristo, en ellas le reveló los tesoros de su bondad y la manera en la que quería que fueran difundidos. La santa trabajó para que el culto del Sagrado Corazón de Jesús se diera a conocer en el mundo.
Tres años después de la muerte de Margarita María, el papa Inocencio XIII (1655-1724) proclamó una bula dando indulgencias a los conventos de la Visitación de María, de donde emanará la fiesta mística de los corazones.
La nueva devoción estuvo basada en las palabras de la religiosa: El divino Corazón se me presentó en un trono en llamas, más brillante que el sol, y transparente como un cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas y significando las punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en la parte superior…
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