Esta imagen recurre al complejo lenguaje de la alegoría para representar el triunfo de la Iglesia católica en un momento en que las celebraciones públicas de la misa estaban prohibidas en los Países Bajos. Una mujer, que representa a la Iglesia misma, coloca un pie encima de un globo terráqueo, mientras que, en primer plano, la piedra angular de la iglesia aplasta a la serpiente del mal. Vermeer se convirtió al catolicismo antes de contraer matrimonio, y la pintura, que incluye una mesa en la que están apoyados un cáliz, un misal y un crucifijo, también puede referirse a la celebración de la misa en las llamadas "iglesias ocultas", que eran casas particulares.