Ánfora

Ánfora de salazones a la que le falta el borde. Producida en el valle medio del Guadalquivir, tal como demuestra su análisis petrológico. Posee titulus pictus.

Durante el seguimiento arqueológico de unas obras para la renovación del vertido en la calzada de la calle Reconquista, localizada en el extremo sudeste del recinto de la antigua Caesaraugusta, se produjo el hallazgo de un conjunto de 18 ánforas. Su localización debajo de un muro y su posición boca abajo, ligeramente inclinadas, y apoyadas unas en otras, dejaban claro la finalidad de elevar el terreno y facilitar el drenaje de un área de la ciudad que hasta hace poco estaba sometida a inundaciones del río Huerva. La excavación se realizó los días 11 y 12 de febrero de 1998.

En el nivel b de la excava­ción se documentaron un conjunto de 18 ánforas. De acuerdo con la clasificación tipológica, se han podido distinguir las siguientes formas: 9 Dressel 2-4 tarraconenses, 4 Pascual 1, 1 Pascual de transición, 1 Dressel 10, 1 Dressel 9, 1 Haltern 79 y 1 Dressel 2-5 oriental. El dibujo de las ánforas corresponde a Alfredo Blanco.

De acuerdo con el origen de los envases, en este caso confirmado a partir de las pastas cerámicas, aparece una amplia mayoría de envases hispanos, y sobre todo de la Tarraconense (14 ánforas), Costa Bética (2), Valle del Guadalquivir (1) y Mediterràneo Oriental (1). Como se puede observar existe un predominio de las ánforas de la costa de la Tarraconense, una región propicia para los contactos dada por su proximidad y la facilidad de comunicación fluvial a través del río Ebro.

En lo que respecta a la diversidad de contenidos de los envases, la mayoría de ánforas son de vino (15), excluida una ánfora como la bética Haltern 70 que es un contenedor multiusos (vino, olivas, muria), pero en este caso contendría un tipo de salazón - muria - (1), según se desprende de la lectura de su titulus pictus. El resto de ánforas son otros dos envases de salazones de la costa bética (2).

Dentro de las ánforas vinarias, el conjunto de ánforas Dressel 2-4 posee, al menos, tres "denominaciones de origen" tarraconense, layetana y lauronense. Sobre el vino de la zona de Tarraco, Plinio el Viejo (NH XIV, 6, 71) hace una alusión comparando su calidad con la del vino de Lauro, de las Baleares y de Italia, y contraponiéndolo al vino de la Layetania que, sencillamente los define como muy abundantes: "Los viñedos lacetanos de las Hispanias son famosos a causa de la gran abundancia de vino que producen, pero los tarraconenses y lauronenses lo son por su finura, así como los baleáricos pueden ser comparados a los mejores de Italia" (Carreras et alii, en prensa).

Se conocen numerosos talleres que producen Haltern 70, aunque de forma testimonial, en donde también se producen ánforas Dressel 20.
La cronología de su producción se extiende desde la mitad del siglo I aC (circa 50 aC) hasta época antonina (trajano-adriano). Está ampliamente distribuida por las provincias occidentales del Imperio, con una gran concentración en la costa atlántica (Morais y Carreras, 2004) sobre todo en la zona de Porto, Braccara y Vicus. También es un envase común en el valle del Ebro, aunque no frecuente, y se documenta perfectamente en Celsa y la propia Caesaraugusta (p.e. excavaciones de plaza Tenerías)( Carreras et alii, en prensa).