Modelo anatómico desmontable fabricado en PVC moldeado y policromado, desmontable en 14 piezas y el torso.
Se trata de un torso asexuado con el tórax y abdomen abiertos para mostrar los órganos internos: cuando el modelo está montado, las costillas protegiendo a los pulmones, el hígado y los intestinos. Los órganos pueden retirarse y algunos abrirse (el corazón, un riñón o la vejiga) mediante un sistema de argollas y ganchos metálicos.
Las venas, arterias y nervios se representan de forma sumaria. En el arranque de la pierna se ha retirado la dermis del músculo anterior para mostrar la musculatura y las venas. La cabeza es desmontable y se une al cuello mediante dos espigas de aluminio. Está abierta con un corte vertical para exponer la mitad del cerebro, parte del cráneo y el músculo ocular. El cuello muestra todo el aparato laringeo.
Las vísceras y los distintos órganos internos están numerados, lo que indica que el modelo anatómico se acompañaría de un folleto o cuadernillo explicativo.
El torso está montado sobre una base de PVC en cuya esquina inferior derecha se indica en letras rojas el nombre y dirección del fabricante: "PROMADISA (Proyectos Material Didáctico S.A.) / Cañada, 17 / Tel. 676 84 11-61 / Torrejón de Ardoz (Madrid)".
Los modelos anatómicos fueron una eficaz alternativa a la disección de cuerpos (práctica compleja y poco aceptada). Fabricados desde el siglo XVIII, primero en cera y luego en papel maché, permitían a los estudiantes de medicina ver en tres dimensiones y manipular con facilidad cualquier órgano interno. La culminación de estos modelos anatómicos son los hombres clásticos, modelos a tamaño natural en los que cada órgano es desmontable.
Con la democratización de la educación, estos conocimientos dejan de ser exclusivos de los licenciados en medicina, y los colegios van incorporando material científico que permita a los alumnos conocer con precisión los detalles anatómicos.
En España la enseñanza de las ciencias se incorpora al sistema escolar tardíamente respecto al resto de Europa. En 1845 el Plan Pidal había introducido la asignatura "Elementos de Física y nociones de Química" en quinto curso de secundaria, donde la escolarización era ya mínima y las niñas estaban excluidas. Hasta 1901 no se incluye en el currículo escolar la asignatura "Nociones de ciencias físicas, químicas y naturales".
Ante la conciencia del carácter eminentemente práctico y experimental de las ciencias, el Plan Pidal estableció que los Institutos debían disponer de un gabinete de Física y laboratorio de Química, una colección de Mineralogía, otra de Zoología, láminas de biología y un herbario. En sucesivas circulares la Dirección General de Instrucción Pública indica los manuales y catálogos de instrumental propuestos desde el Ministerio.
La adquisición de este material dependió de la situación de cada centro aunque debido a la falta de tradición de estos contenidos, la insuficiente preparación científica de los maestros y la ausencia de medios, en general primó una metodología expositiva basada en libros de texto de carácter enciclopédico. Poco a poco, sobre todo a partir del último tercio del siglo XX, al ponerse el énfasis en la vertiente práctica de la enseñanza, los centros realizan un importante esfuerzo por dotarse de material científico para permitir demostraciones prácticas y la participación del alumno.
La presente pieza forma parte de un lote de material didáctico y de laboratorio procedente del C.E.I.P Andrés Manjón de Zaragoza.