El oso andino está considerado un dispersor forestal. Comer tanta fruta permite a estos osos desempeñar un importante papel en la ecología del bosque: las semillas que comen son excretadas a través de sus excrementos mientras se desplazan, esparciendo las semillas a grandes distancias (hasta 30 km al día) para crear la siguiente generación de árboles frutales por todo el bosque. De este modo ayudan a regenerar el bosque y contribuyen en gran medida a su sostenibilidad.
A los osos se les llama "especies paraguas" porque al protegerlos, automáticamente un gran número de especies que coexisten con ellos también se beneficiarán.
Los osos andinos son trepadores muy ágiles. Pueden permanecer en un árbol durante días en plataformas autoconstruidas con ramas rotas, esperando a que madure la fruta. Estas plataformas les permiten descansar, esconderse y almacenar los alimentos cosechados. Cuando se sienten amenazados, los osos trepan lo más alto posible, se esconden y emiten gruñidos nerviosos.
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