Forma completa de ataifor de borde recto con labio apuntado, pared curva, cuerpo semiesférico y fondo con pie anular. Está elaborado en cocción oxidante y tiene la superficie vidriada tanto al interior como al exterior, presentando al interior decoración a partir de un goterón o churretón curvado en óxido de manganeso.
Según las investigaciones de Aránzazu Mendívil, tanto la forma como el motivo decorativo son muy frecuentes en la Península, encontrando paralelos por ejemplo en el Castillo de Albarracín en cronologías del s.XI y en el Paseo de la Independencia en contextos previos al arrabal.