La caligrafía (shodo o shuji) es ella misma una pintura, una de las formas más elevadas de arte japonesa. Es trazada alla prima, con un único movimiento de la mano, sin interrupciones, pausas o arrepentimientos, sin la utilización de una goma, sin otros intentos. El movimiento de escrita debe expresar las ideas y los sentimientos del autor, mientras él o ella se concentra y se prepara lentamente antes de enfrentar al papel. La proximidad entre la pintura y la caligrafía puede ser comprobada por lo hecho de que esta volvió la primera posible, y no el contrario. Sus orígenes remontan al tercero0 milenio a.C. en China.