Desde que empecé a trabajar como artista, en los mediados noventa, mi interés estuvo centrado en la influencia de las artes ornamentales en el desarrollo del arte abstracto del siglo XX. En esta serie de obras parto de la grilla, el entrecruzamiento de líneas “rectas” como construcción virtual de la realidad y como medio para internarme en la percepción del espectador de la escala, la proporción y el límite dentro de un espacio arquitectónico en relación, a su vez, al conjunto de premisas sociales y culturales que toda decisión de distorsión e incidente implican. La producción de mis trabajos comienza con un “prototipo” hecho con cuentas de vidrio, plástico o diferentes materiales bélicos que pego a la manera de un bordado, aludiendo a la tradición artesanal usualmente atribuída a las mujeres. También a la atracción atávica por lo que brilla, el mito fundacional latinoamericano según el cual, los conquistadores se llevaron el oro a cambio de “espejitos de colores”.