El felino es un poderoso depredador, capaz de tomar la vida de sus presas e infundir temor.
Se creía que los sacerdotes chavín podían transformarse en felinos y comunicarse con las fuerzas sobrenaturales. Para esta transformación utilizaban la sustancia extraída del cactus del San Pedro, un alucinógeno que les permitía activar sus sentidos. Por eso, en esta vasija se ha representado esta planta cerca de la cabeza del felino.