Matraz Erlenmeyer

Conjunto formado por un matraz Erlenmeyer con tapón de goma bihoradado en el que se insertan un termómetro de alcohol y un tubo de vidrio acodado.

1. Matraz Erlenmeyer de vidrio, de forma troncocónica, base plana y gollete corto (de 3,5 cm. de diámetro) con labio engrosado. En el cuerpo, en color blanco, está impreso el logotipo de la marca: un círculo inscrito en un cuadrado con la leyenda "Schott/ Mainz/ Jenaer Glass". También está escrita la capacidad del recipiente: 250 ml.

2. Tapón de forma troncocónica fabricado en caucho endurecido macizo, perforado longitudinalmente por tres orificios. Con diámetro superior de 4 cm y diámetro inferior de 2,7 cm.

3. Termómetro de alcohol, consiste en un fino tubo capilar de vidrio con gruesas paredes, graduado en ºC, con sendos bulbos en sus extremos. Uno de ellos está lleno de líquido azul, probablemente alcohol.

4. Tubo de vidrio acodado en ángulo de 45º, de 0,8 cm. de diámetro.

El conjunto responde a un montaje realizado para conocer la temperatura de ebullición de un líquido: calentando el matraz por su base (para lo cual se coloca en un trípode con una rejilla metálica), el líquido evaporado escapa por el tubo de vidrio, y el termómetro recoge la temperatura a la que se produce la ebullición.

El matraz Erlenmeyer fue inventado en 1861 por el químico Emil Erlenmeyer, y se caracteriza por su forma troncocónica y cuello estrecho. Se utiliza para realizar mezclas por agitación y para calentar sustancias a temperaturas altas pero no intensas (para lo que se utiliza el balón de destilación). Este matraz supone una gran mejora respecto al clásico vaso de precipitados, ya que su cuello estrecho limita la pérdida del líquido, el riesgo de derrame durante la agitación o cuando se provocan reacciones químicas violentas, y además cerrarlo con tapones o con algodón. Esta pieza está fabricada por la prestigiosa marca alemana Schott. Otto Schott fundó en 1884 un laboratorio en Jena especializado en vidrio óptico y de laboratorio. Su gran innovación fue la invención del vidrio de borosilicato, al que denominó Jenaer Glas, material totalmente estable frente ácidos y bases, y extraordinariamente resistente al calor y a los cambios bruscos de temperatura, por lo que tiene variadas aplicaciones.

Tras la 2ª Guerra Mundial, al quedar Jena en zona soviética, la empresa se traslada a Mainz (Maguncia), siendo en la actualidad uno de los mayores productores del mundo de productos de vidrio y cristal industriales.

Por su parte, los tapones de goma cierran herméticamente un contenedor y evitar que se evapore o escape el gas o líquido que contiene, y se fabrican en caucho por la elasticidad (que permite un cierre hermético) y la resistencia química de este material. Algunos tapones se comercializan con uno, dos o tres orificios que permiten insertar pipetas, tubos o instrumentos de medida (como termómetros), o realizar montajes para experimentos.

El termómetro de alcohol (identificado por el color azul o rojo del líquido, a diferencia del de mercurio) se basa en la capacidad de dilatación y contracción de este líquido ante los cambios de temperatura.

En España la enseñanza de las ciencias se incorpora al sistema escolar tardíamente respecto al resto de Europa. En 1845 el Plan Pidal había introducido la asignatura "Elementos de Física y nociones de Química" en quinto curso de secundaria, donde la escolarización era ya mínima y las niñas estaban excluidas. Hasta 1901 no se incluye en el currículo escolar la asignatura "Nociones de ciencias físicas, químicas y naturales".

Ante la conciencia del carácter eminentemente práctico y experimental de las ciencias, el Plan Pidal estableció que los Institutos debían disponer de un gabinete de Física y laboratorio de Química, una colección de Mineralogía, otra de Zoología, láminas de biología y un herbario. En sucesivas circulares la Dirección General de Instrucción Pública indica los manuales y catálogos de instrumental propuestos desde el Ministerio.

La adquisición de este material dependió de la situación de cada centro aunque debido a la falta de tradición de estos contenidos, la insuficiente preparación científica de los maestros y la ausencia de medios, en general primó una metodología expositiva basada en libros de texto de carácter enciclopédico. Poco a poco, sobre todo a partir del último tercio del siglo XX, al ponerse el énfasis en la vertiente práctica de la enseñanza, los centros realizan un importante esfuerzo por dotarse de material científico para permitir demostraciones prácticas y la participación del alumno.

La presente pieza forma parte de un lote de material didáctico y de laboratorio procedente del C.E.I.P Andrés Manjón de Zaragoza.