Esta talla de Cristo expirante tiene la corona esculpida en marfil, a la manera del estilo chino del siglo XVII que se conservó en la siguiente centuria. Barba y bigote son abundantes y curveados, y sobre el mentón se precisa la mosca de alas abiertas –nombre que recibe el vello que nace en los varones entre el labio inferior y el inicio de la barba.
Otros rasgos que distinguen a la factura china son la cabeza que se eleva por encima de la horizontalidad de los brazos, la musculatura sólida aunque no exagerada y la falta de detalle en la anatomía. También el paño de pudor tiene poco detalle, a diferencia de las creaciones indias. Por la sutil labor de decoración en chapas de maderas preciosas puede ser fechado en la primera mitad del siglo XIX, lo que da a saber que no es ésta su cruz original.
Jesús conserva la policromía en el cabello y el cendal, en un tono poco común para la época, por lo que se cree que pudo haber sido añadido después.
En los ojos cerrados y el rostro se observa la calma final del Hijo de Dios. Hacia fines del siglo XVIII, las imágenes de Cristo fueron modificadas en sus dimensiones, de grandes a medianas y finalmente pequeñas por la importante demanda para los hogares cristianos, y también porque el efecto de los grandes obsequios de marfil había pasado ya.