La Dirección General de Prisiones, dependiente del Ministerio de Justicia, le proporcionó esta clave al director de la prisión de Almería, Maximiliano Rodríguez Carrascosa, para que la utilizara para cifrar y descifrar mensajes secretos. La clave fue entregada a Rodríguez Carrascosa en 1945 junto a las instrucciones para su uso y las indicaciones de a quién debería de mandar mensajes cifrados y sobre qué temas: alteraciones de orden, disciplina, etc. Esta clave fue pasando de un director de la prisión al siguiente, tras los ceses correspondientes, hasta 1954 según consta en los documentos conservados. Después, debió de dejar de utilizarse.