Estas 8 pinturas forman parte de una serie que surge a partir de la exploración y observación de la costa porteña. Una geometría revuelta, instalada en la llanura del horizonte rioplatense. Las construcciones que vemos son amalgamas de figuras humanas con arquitecturas, escombros pulidos por los lamidos del agua del Río de la Plata sobre sus bordes urbanos. Cuerpos que buscan posturas y en ese movimiento, que se despliega incómodo, radica su belleza. Esculturas sin domesticar, ensayando poses para una cámara. Los colores del paisaje cambian a cada minuto, entrenan nuevas paletas con cada cambio de luz. Se ríen y coquetean con la abstracción geométrica.