Lejos de dominar la técnica y alcanzar volúmenes de producción altos, los alfareros prehispánicos plasmaron en la cerámica su forma de pensar y su concepción del mundo, así como el gusto de la sociedad por los productos de esta industria alfarera. Durante el Formativo temprano-medio fue muy popular la cerámica con decoraciones en color blanco y rojo, con motivos geométricos que probablemente representan fenómenos y aspectos naturales considerados bellos o sagrados.