El archivista cordobés José de la Torre y del Cerro fue amigo y colega de grandes eruditos de la época: Enrique Romero de Torres, Rafael de la Hoz, Juan Díaz del Moral, José María Rey Díaz, Samuel de los Santos... Con este último le une una amistad íntima, que le lleva a intervenir a su favor cuando es depurado a Badajoz y está a la espera de su fusilamiento: “...pudiera ser que el segundo [Santos Jener] fuera repuesto; y me alegraría en el alma, porque es buena persona, muy competente y el pobre se encuentra en una situación económica dificilísima, y además enfermo con los disgustos”. El fatal deselance no ocurrió, y como agradecimiento Santos Jener le realiza este magnífico dibujo en 1938.