Considerado el último vedutista del setecientos veneciano, Francesco Tironi cerró aquella etapa cuyas bases remontan al cuatrocientos con Gentile Bellini (1429- 1507) y Vittore Carpaccio (1465-1525). La representación de la ciudad tenía una naturaleza escenográfica dentro de sus composiciones artísticas. El género se consolida con Antonio Canal, il Canaletto, Michele Marieschi y Francesco Guardi.
Ha sido reciente la investigación sobre los sucesores que refirmaron la belleza del lugar con nuevas propuestas cromáticas y figurativas.
Lo poco que se sabe de Tironi se debe a un texto del escritor Giannantonio Moschini (1773-1840), quien mencionó la muerte del artista en un recuento de vedutistas: Aquí añado nuestra pena por nuestro Francesco Tironi quien murió desde algunos años en una edad demasiado temprana, ya que los puertos de Venecia y las islas diseñadas por él y grabadas por Antonio Santi nos permiten entrever hasta dónde pudo haber llegado. Antonio Santi, quien tuvo colaboraciones con el autor, se encargó de hacer los grabados con aguafuerte de las distintas islas que representó; entre las que se han reconocido como autógrafas del pintor están: La isla de Santa María de la gracia, La isla de San Clemente, La isla de Torcello y La isla de San Miguel; donde imitaba el estilo de Guardi, quien al morir dejó un vacío en el mercado.
Su producción pictórica fue breve por lo que sus vedutas figuran en emblemáticos recintos. Se exhibe en el Museo de la Albertina de Viena, en la galería de arte Withworth de Mánchester, en la Galería Nacional de Arte de Washington y en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York por la donación de Robert Lehman. Es mencionado como pintor hasta 1840 en el libro Biografía de los artistas de Filippo De Boni (1816-1870). Su delineado trabajo en blancos sobre colores pardos resalta el detalle de las góndolas.