Hacia mediados del siglo XX, los historiadores de arte italiano descubrieron que las obras antes atribuidas a un artista conocido como Monsú Desiderio, en realidad eran lienzos que habían sido realizados por dos pintores distintos: François de Nomé (c 1593-1644) y Didier Barra (1590-1656). La palabra Monsú es una corrupción del término francés Monsieur «caballero», que fue utilizado con frecuencia por los cronistas napolitanos para citar a artífices extranjeros.
Tanto Nomé como Barra eran originarios de Metz, Francia y durante la primera mitad del siglo XVII estuvieron activos en Nápoles. Hoy se sabe que incluso trabajaron en colaboración, lo que con el paso de los años también hizo pensar a los académicos que la obra era de un mismo artista. Por otro lado, De Nomé apenas colocaba en sus lienzos el año con una caligrafía abigarrada que hace muy difícil identificar los dígitos.
El joven artista se estableció en Roma cuando tenía once años y en dicha ciudad estudió bajo la tutela del maestro Baldassarre. La fecha de su primera obra en Nápoles se sitúa hacia 1610, donde permanecería hasta su muerte. En 1618 habrá de ganar reconocimiento con el ciclo de doce pinturas –hoy con paradero desconocido–, Historias de la vida del Faraón.
La estudiosa española Mar Borobia apunta que el estilo de François de Nomé se acerca en sus notas caprichosas a los paisajes de Paul Bril (1554-1626), Hans Vredeman de Vries (1527-1604) y Antonio Tempestà (1555-1630). Por otro lado, la producción del pintor se ha clasificado en dos categorías: la de arquitecturas fantásticas sobre pasajes bíblicos y otra de vistas de calles e iglesias. En la segunda se inserta la escena veneciana en la colección de Museo Soumaya.Fundación Carlos Slim.
En la obra que conmemora la salida del Bucintoro para el Lido el día de la Ascensión, el pintor despliega una escena flamenca por excelencia. La arquitectura monumental y extravagante domina la composición.
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