Instalé un dispositivo tecnológico en mi taller para proyectar videos de imágenes artificiales y naturales de ecosistemas variados sobre mi mesa de trabajo. Me senté a oscuras con un papel negro, un lápiz y papel de molde y corrí tras las líneas que se movían ininterrumpidamente. El azar corría por cuenta de la proyección de organismos naturales y artificiales en movimiento. Y así nació la obra que luego de ese juego automático-tecnológico devino en composición. Mostrar “El revés del cielo” en la coyuntura actual es mi gesto. Es traer un poco de cielo para combatir realidades caóticas a través de la potencia de las imágenes y de hacer un surco en lo imprevisible.