El Valle de México desde el cerro de Santa Isabel

Escuela de la luz, dice la investigadora María Elena Altamirano, Velasco redunda su notoriedad sobre todo cuando retrata el Valle de México. Para la estudiosa la representación del paisaje desde el cerro de Santa Isabel marcó el fin de su tercera etapa pictórica (1873-1877), pero también el inicio de una producción muy personal. El autor realiza un primer cuadro en 1875, sito en el Museo Nacional de Arte de la Ciudad de México, el cual se presentó en la exposición de Filadelfia, EE .UU , de 1876. De ella su maestro Landesio escribió: En efecto este cuadro está pintado con una gran energía y robustez de color que admira; las rocas son positivas, sólidas; los nopales salvajemente variados, y tratados los pirules con tan agradable desorden y ligereza que parece que el aire mueve sus hojas; las lontananzas desarrolladas con gran fidelidad, así como en el celaje las nubes y nimbos, en particular, cuya continua variedad de forma las hace parecer que están moviéndose.
La versión de 1877, también fondo del Museo Nacional de Arte, será la tercera obra de gran formato que hará el pintor, a saber, un lienzo de 1.60 x 2.26 metros. Con el mismo tema, el autor realiza unas cuantas versiones: en 1882, en colección particular; la de 1883, del Museo de Arte de Orizaba, Veracruz; y dos en 1884, una de ellas de Museo Soumaya.Fundación Carlos Slim.
En todas constatamos lo que tanto se aprecia del autor: dominio de la perspectiva atmosférica, la cuidada descripción vegetal, el manejo de la luz y la representación de los dos volcanes nevados: aquí diminutos pero enormes en la significación patria. ¡Nada mejor se puede hacer después de esto!, exclamó Landesio al estar enfrente del cuadro.
El gran estudioso de Academia, Eduardo Báez, dedica la siguiente descripción a lo logrado por el maestro desde el cerro de Santa Isabel: El valle se dilata, se engrandece, la lejanía suma belleza y encanto al paisaje y la línea de horizonte se extiende […] En los primeros planos la luz solar crea vivos contrastes de luz y sombra. En el centro, como una mancha dorada, se extiende la ciudad.