Pablo Suárez fue un creador único que, a lo largo de cinco décadas, estuvo vinculado a muchos de los momentos fundamentales de la historia del arte argentino contemporáneo. Fue apadrinado por Alberto Greco y expuso en la mítica galería Lirolay; colaboró en "La Menesunda" junto a Marta Minujín y Rubén Santantonín y participó de exposiciones en el Instituto Di Tella; renunció a la muestra Experiencias ’68 con una carta en la que denunciaba el elitismo y la centralización cultural y participó de Tucumán arde. Años más tarde, reconoció los límites del conceptualismo y abogó por un retorno a la pintura y, en un nuevo giro, a lo telúrico. "Exclusión" –obra ganadora en la edición 1999 del Premio Costantini– es un testimonio paródico del proceso de empobrecimiento de la sociedad argentina a fines de la década de 1990. Realizada en resina poliéster y epoxi, presenta a un personaje colgado del estribo de un tren que viaja a toda velocidad, una clara metáfora de la marginalidad y el desclasamiento. Sobre el carácter de la pieza, dijo Suárez: “La caricaturización enfatiza la situación enmarcándola dentro de un esquema parodial que facilita la lectura y elude el peligro de una dramatización exagerada”.