"El mural fue planteado como un site specific. Estaba claro que la pared a ser intervenida era la pared de un supermercado. También estaba latente que ese recorrido es un lugar de transición entre la ciudad y el río. Esto me inspiró a realizar un arco cromático en 24 helados gigantes repetidos, partiendo de un color y terminando en un gris, pasando por toda la escala. Así podía establecer esta transición y jugar de alguna manera con los colores del amanecer y del atardecer propio de una vista al río, y de ese sentimiento estival y veraniego que nos provoca la costa. Transformé ese gran paredón en una góndola de supermercado, donde el producto se repite una y otra vez para generar deseo y consumo. Pero lo que se está vendiendo es el amor. El amor también puede ser un producto, que aunque pueda ser dulce tiene fecha de caducidad y se va derritiendo.“ Ricky Crespo