Durante las décadas de 1940 y 1950, un nutrido grupo de artistas europeos que habían estado en contacto con el surrealismo se radicó en la ciudad de México. Allí se formó un circuito de difusión del arte abstracto y fantástico, a través de tertulias y galerías que divulgaron y discutieron esas formas de expresión. Nacida en Cataluña, Remedios Varo alcanzó la madurez profesional en ese entor- no, exiliada después de huir de la Guerra Civil Española y del nazismo. Hacia 1942, fueron famosas las reuniones en el departamento de Varo y Benjamin Péret, a las que acudían, entre otros, Leonora Carrington, Alice Rahon, Wolfgang Paalen, y Kati y José Horna. En esta etapa, y hasta su muerte, Varo realizó sus obras más importantes. "Ícono" destaca en ese conjunto por su particular estructura, construida como un retablo medieval, normalmente cerrado para guardar la energía de la imagen y solo abierto en determinadas fiestas litúrgicas. En su interior, un monociclo alado transporta una torre cilíndrica en un paisaje con estrellas, satélites naturales y aves que remite a un universo fantástico pleno de referencias espirituales. La pieza muestra una concepción de la mente como algo en constante transformación, signada por las implicaciones de la psicología contemporánea, los rituales ancestrales y el realismo mágico, en relación con las ideas del autor místico ruso George Ivánovich Gurdjieff.
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