Piranesi es considerado preludio extraordinario del movimiento romántico y de la iconografía del miedo, sobre todo por su serie de aguafuertes conocidos como Las cárceles imaginarias. Nació en el Véneto. Su padre fue albañil y habría sido educado para ser arquitecto. De la ciudad de la Laguna bebió, escribe el estudioso Kenneth Clark, de esa fuente conocida de luz que es Canaletto y de esa otra fuente de alegría pictórica que es Tiepolo. Piranesi llegó a ser el anticuario más célebre de Roma, donde vivió por largo tiempo y se dedicó a recrear las ruinas de la enigmática Ciudad Eterna, que siempre le parecieron aterradoras y opresivas.
En la pieza de la colección mexicana la avalancha de luz hacia el interior del panteón lo es todo. La obra refrenda la excelencia que alcanzó en la técnica del aguafuerte al sacar de manera ejemplar las luces y sombras. Sin someter el tema a aquella perspectiva fantástica que le fue tan celebrada, la estampa da cuenta de la precisión en el dibujo de aquel motivo que lo distinguiría: «la opresiva arquitectura ciclópea».