Hijo de Cristóbal Castro y Mariana Feliciana Blancas, Casimiro Castro estudió en la Academia de San Carlos en la Ciudad de México. El arte del dibujo y la litografía lo aprendió de Pedro Gualdi. México y sus alrededores, colección de monumentos, trajes y paisajes, publicado en 1855, fue la obra que lo promovió como uno de los más importantes litógrafos mexicanos del siglo XIX.
Con dibujo sutil y minucioso, esta obra es una muestra de la hazaña plástica del litógrafo de El álbum mexicano a partir de una perspectiva que da cuenta de la grandeza natural, histórica y social de la capital mexicana. Amplitud en la traza para hablar de la gran expresividad que guarda nuestro valle; en contraste con la importancia que alcanza la cita de la minucia: los transeúntes en el camino.
El maestro retrató prácticamente toda la Ciudad de México: calles, monumentos, paseos, templos, canales, lagos, edificios. También se interesó ávidamente por el registro cultural de la urbe. Sus tipos populares están presentes en todas las representaciones como auténticos pobladores de una visión histórica con un fuerte sentimiento nostálgico.
Antonio Saborit escribe sobre el trabajo de Casimiro Castro: El artista gusta y sabe interpretar la mezcla de religión, privilegio y ordinariez de la ciudad, […] en donde público y privado prueban inútilmente fronteras.