Del Renacimiento en la Venecia del siglo XVI, la escena es una interpretación de la historia de la heroína bíblica de Betulia y el general asirio. En la alcoba del militar, la joven y bella Judit ha decapitado a Holofernes para salvar a su pueblo de la invasión asiria. En sus manos sostiene la cabeza e impávida observa a su sierva, quien sujeta una bolsa con la mano derecha mientras que con la izquierda hace una señal para salir de la habitación. Si bien este cuadro no es tan violento y dramático como otros posteriores con este tema –el del Caravaggio o el de Artemisia Gentileschi, por ejemplo–, destacan el fuerte colorido de los volúmenes y el gesto pasivo de la doncella, en contraste con el de la sirvienta.
En los lienzos que el Veronés realizó sobre este episodio bíblico, los rasgos de Judit y Holofernes son similares a sus obras con el tema de Venus y Marte. Este cuadro es muy cercano a Judith y Holofernes de la Koetser Gallery en Londres, y al lienzo del Palacio Rosso en Génova. Apareció publicado en los catálogos razonados del artista de 1976 y 1991.
La temprana disposición del pintor por el dibujo, bajo las enseñanzas de su maestro Antonio Badile, marcó una notable diferencia con los pintores venecianos que transformaron el trazo en color. Durante su estancia en Venecia –ciudad a la que arribó en 1555–, desarrolló múltiples composiciones narrativas bíblicas y de temas mitológicos en lienzos y en frescos.
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