La fiesta de los toros en la Plaza de San Marcos

Cimaroli fue discípulo del paisajista Antonio Calza (1658-1714). Luego de una estancia formativa en Boloña, fue a Venecia donde se convertiría en un emblemático vedutista del setecientos. Colaborador de Antonio Canal, realizó numerosas obras civiles y vistas venecianas.
Inscrito en el gremio de pintores de la Ciudad de la Laguna entre 1724 y 1737, tuvo una amplia clientela sobre todo en Gran Bretaña, ávida de las muy demandadas vedutas del Grand Tour. Con el Canaletto ejecutó una celebrada imagen de la Plaza de San Marcos en la que tiene lugar una caccia dei tori [caza de toros], hoy en la Colección Teruzzi de Bordighera, Liguria, Italia. Este óleo en Museo Soumaya.Fundación Carlos Slim es idéntico a aquella composición. Ambos refieren una fiesta tradicional renacentista que se mantuvo vigente hasta el Neoclasicismo. La investigadora Simonetta Dondi dell’Orologio la describe: De origen antiquísimo e incierto, se representó por siglos en cada carnaval, no sólo en las plazas más espaciosas, como la Plazuela de San Polo, sino en ocasiones extraordinarias, en la Plaza de San Marcos. Las cacerías de toros se realizaron hasta 1802, cuando en la Plazuela de San Esteban, a causa del pánico provocado por un toro fugitivo, colapsó una gradería construida para la ocasión delante del Palacio Morosini lo que provocó numerosos muertos y heridos.
Encuentro festivo que tenía como propósito contener el clamor popular, surgió entre dos facciones patricias venecianas –los Nicolotti, que representaban a los barrios (sestieri) de Santa Croce, San Polo y Cannaregio; y los Castellani de Castello, Dorsoduro y San Marcos–. Con reglas específicas y patrocinios nobles, para luego ser soltados en la plaza, los animales eran traídos en barcazas sobre el Gran Canal con el peligro de que pudieran caer al agua. La escena que ocupa este lienzo demuestra las graderías provisionales frente a la Basílica, las Procuradurías y el célebre campanario.