Los Guardi fueron una familia de pintores activos en Venecia. Sus miembros más sobresalientes eran Domenico, el abuelo; Niccolò y Francesco, hermanos, y Giacomo, hijo de Francesco, de quien aprendió el oficio. A partir de 1760, y sobre todo a la muerte de Niccolò, los Guardi se dedicaron a la pintura de paisaje. La influencia del Canaletto y de Domenico fueron determinantes en la obra de todos los Guardi.
Byam Shaw sugiere que Francesco hizo que su hijo interviniera en su trabajo: lo enviaba a estudiar los detalles de vistas que había bocetado con anterioridad y que no tuvo tiempo de terminar.Conforme el padre fue envejeciendo, Giacomo atendió más los encargos y a la muerte de Francesco, en 1793, se dedicó por completo a satisfacer la demanda de vistas venecianas que los turistas, sobre todo ingleses, buscaban como recuerdos de sus viajes. Esta obra junto con La isla del Espíritu Santo en la Laguna veneciana, de Museo Soumaya, fueron adquiridas por el segundo duque de Leinster, William Robert Fitzgerald, acaso durante el Grand Tour que realizó entre 1768 y 1769.
Giacomo Guardi heredó de su padre la preferencia por el formato de las telas; las vistas comparten el doble postal en óleo sobre lienzo.
La isla de Santa Elena –que aparece en una estampa del artista Antonio Vicentini y en un dibujo de Francesco Tironi– recibió su nombre por la iglesia que en ella se ubica, y fue uno de los motivos principales del Grand Tour; en la actualidad es parte de la Península Itálica.