Hacia 1580 el Greco había creado ya dos tipos iconográficos para representar a la Sagrada Familia: aquél en donde figura María en su manifestación de Virgen de la Leche, o bien con la presencia de santa Ana y san Juanito.
El pintor concibió hacia el final de su vida una tercera manera, en la que incorporó únicamente la figura simbólica de Magdalena en el grupo esencial de José, María y el Niño Jesús.
En este óleo se muestra lo que en otras obras habían advertido Gudiol y Jordan: El esmerado trabajo en las manos que dirige nuestra atención hacia el protagonista central de la historia, así como un estupendo concierto de pinceladas flamígeras y el uso de los tres colores primarios –azul, rojo y amarillo–, que tan a menudo utilizara el autor de El entierro del conde de Orgaz, en la ciudad de Toledo.
En el inventario de las escasas pertenencias que dejó tras su muerte había varios libros de arquitectura. Este lienzo –restaurado en España en los siglos XIX y XX– muestra el Manierismo toledano de alongadísmas figuras que abrazan la espiritualidad. La obra fue propiedad del artista y se encontró en el listado de bienes con protocolo de Juan Sánchez de Soria en el folio tercero, como una imagen con el Niño y san José y santa Ana / no acabada. Asimismo, aparece en el inventario de bienes del 7 de agosto de 1621, con motivo del segundo matrimonio de Jorge Manuel Theotocopuli, hijo del maestro.