La trasparencia de este óleo de Lippi hacen que en la esquina superior derecha, la capa inferior se desvele. El atractivo pentimento deja entrever el repinte de dos ángeles. Sus alas coloreadas de eco arcaizante emergen de los hombros o de la espalda en una solución poco natural. Es interesante el contraste que hay entre las manos del Niño y las de la Virgen. Típico del autor, las del Mesías son más redondas y las de ella, delgadas y estilizadas. La espalda del Salvador fue retocada junto con el primer tramo del paisaje, no así los rostros, cuerpos y la última parte del fondo que resalta el correctísimo dibujo y colorido.
En la Basílica de Santo Domingo en Boloña, Italia, el Matrimonio místico de santa Catalina de Alejandría (1501) guarda gran cercanía con la obra de Museo Soumaya. Debido a la guía de las craqueladuras, sabemos que la tabla fue reutilizada y el engatillado que presenta proviene del siglo XIX. En la orilla se aprecia una línea negra, empleada por Filippino para indicar dónde debería ir el marco. Esta extraordinaria pintura ha sido estudiada por Bodmer (1932), Berenson (1963), Berti y Baldini (1991), Fahy (1998), y Nelson (2015), entre otros, quienes coinciden en que corresponde a los últimos años de la producción del artista. Las líneas sinuosas y las carnaciones lívidas anuncian el Manierismo, que une los avances estéticos con la mística humanista.
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