El trabajo de Mario Urteaga aborda, casi de forma exclusiva, los temas cajamarquinos. Su pintura posee una intensidad excepcional, que expresa, entre otras cosas, la profunda relación afectiva del pintor con su lugar de origen.
En esta composición, el artista muestra el atardecer en un poblado rural de Cajamarca, cuyo amplio universo de diferencias sociales y étnicas describe con la representación de unos cuantos personajes.
Esta obra representa el atardecer en un poblado rural de Cajamarca. En la imagen, una pareja avanza en dirección contraria al espectador, llevando un bulto sobre el lomo de un burro, como si se apuraran a cumplir sus labores para no perder las últimas luces del día. Sabemos que son indígenas porque están vestidos con trajes característicos: él lleva un poncho y ella una lliclla a manera de atado sobre su espalda. A su vez, en la puerta de una pequeña casa se desarrolla una conversación entre una mujer de pie y un hombre en traje de agricultor, quien está acompañado de su perro. Finalmente, otra mujer —al parecer una muchacha de servicio— se acerca a la puerta de la vivienda llevando un cántaro.