Durante el siglo XX los avances técnicos en los dispositivos de captura de imágenes y su simplificación impulsaron la fotografía comercial, dejando atrás los complicados procedimientos del siglo anterior, beneficiando así tanto a profesionales como aficionados a la fotografía.
Esta cámara es heredera de la primera cámara de 35 mm. de la historia: la Leica I, comercializada en 1924 por la casa de óptica Lentz. Apareció en el mercado en 1933, con una producción de 12.834 ejemplares. Mejoraba el modelo II en varios aspectos como el obturador, un visor con ajuste para cambiar las dioptrías, unas anillas en los laterales para colgar del cuello y, como siempre, el objetivo intercambiable de rosca.
En 1933 se comercializó también el objetivo Summar, de 5 cm, construido con seis lentes con cuatro elementos y diseñado especialmentepara Leica por Max Berek. El mayor inconveniente era que en apertura máxima provocaba neblina en la toma.
Con esta cámara se documentó gran parte de la historia del Museo Arqueológico Nacional y sus acontecimientos durante la Guerra civil española y posguerra. Posiblemente fuera la utilizada por el conocido fotógrafo patrimonialista Aurelio Pérez Rioja, personal del museo en parte de ese periodo.
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