A partir de imágenes y textos bordados con lana de alpaca, la obra Mamachay (“mi mamita” en español) de Paloma Álvarez relata una historia de resiliencia. Los textos en español y quechua evocan un diálogo imaginado entre la artista y su abuela Sara, quien migró de Ayacucho a Lima en la década de 1980 por la violencia producto del terrorismo y le enseñó la técnica del bordado empleada aquí. La obra presenta elementos de origen andino, como una pollera, ojotas y flores de retama, pero también modas urbanas como zapatos de taco. Al representar calzado, la artista evoca el viaje de su abuela. Además, al poner la ojota y el taco en registros distintos, Álvarez materializa la compleja experiencia de cambio geográfico y cultural por la que pasan los hombres y mujeres migrantes. En última instancia, la artista destaca cómo el uso del cuerpo y la ropa dan forma y revelan nuestras identidades.