En los siguientes meses, posterior a la expropiación petrolera, se vivió en el país momentos de difíciles por la escasez de combustibles y el sector de transporte fue uno de los más afectados. Durante las discusiones obrero-patronales entre los trabajadores y las empresas extranjeras, se declaró una huelga y escaseó el combustible en México. Los tranvías fueron insuficientes para dar el servicio de transporte a la población del Distrito Federal.