El sincretismo en el Nuevo Mundo conformó un complejo mosaico cultural novohispano de espléndida riqueza. La herencia del pasado mesoamericano es soporte de las enseñanzas católicas y guarda en símbolos místicos el arraigo de la nueva fe.
Con la obsidiana los indígenas hicieron armas, puntas de flecha y estos espejos que refieren al mundo de los muertos, y al ideal de la educación mexica.
El artista español Bartolomé Esteban Murillo ejecutó temas cristológicos en espejos de obsidiana desde 1775. Acaso la iconografía se inspiró en un panel que conserva la Biblioteca Nacional de Madrid. Una versión se encuentra en el Museo del Louvre y otra –identificada como autógrafa del maestro sevillano por Philippe Malgouyres– en una colección particular española.
También destaca la Oración en el Huerto de Getsemaní del Museo de Bellas Artes de Houston en los Estados Unidos. La obra de Museo Soumaya pudo ser realizada por un seguidor español de Murillo o bien por un pintor novohispano. El curador de arte europeo del Museo de Arte de Dallas, Olivier Meslay, señala: la relación con las pinturas de Murillo es asombrosa.