En esta pieza de gran formato, Harry Chávez emplea gemas sintéticas, cuentas de plástico y calcomanías para generar una experiencia óptica de ecos espirituales. El ordenamiento de las cuentas en forma de mosaico aporta una presencia táctil a la pieza que, sumada a su escala y al brillo de las calcomanías, genera un efecto avasallador. El título Pachamamita alude al término quechua empleado para nombrar a la madre tierra en la cosmovisión andina. En efecto, Chávez ha mantenido un interés sostenido por el arte y la arquitectura precolombinos, pero también por prácticas indígenas vivas como el uso terapéutico de la ayahuasca.