Plato procedente de los alfares de Manises con la técnica de reflejo metálico de herencia andalusí. Este tipo de producciones fueron muy valoradas en el bajomedievo, al tratarse de vajillas de lujo con un complicado proceso de fabricación, que requería un tiempo mayor y una técnica experimentada en comparación con otro tipo de cerámicas. Fueron exportadas a Europa especialmente por la vía mediterránea, y su fama y aprecio internacional puede medirse en los ejemplares que en la época viajaron a Francia, Italia o Países Bajos, y que aún se conservan en palacios, colecciones, o que nos llegan a través de las representaciones pictóricas del momento.
Este tipo de piezas nos hablan de ciertos cambios socioculturales que se van operando a lo largo de la Baja Edad Media, con la aparición de cortes más estables, grandes familias y una poderosa clase burguesa que demandan este tipo de objetos de lujo para sus palacios y residencias, lugares que en muchos casos han perdido ese sentido exclusivamente defensivo, para honra de sus poseedores y de su representación social