Esta pieza forma parte de una serie de ensayos escultóricos acerca de la no funcionalidad de las estructuras que soportan publicidades, hechas para una economía adyacente al mercado de lo original. Es decir, un lugar donde se utilizan las mismas mecánicas del sistema capitalista, pero en su réplica, hay un cambio de sentido. Los comerciantes de grandes ferias como La Salada o las de la Triple Frontera, copian la transacción del mercado legal de marcas, vendiendo a sus pares un mundo espejo. Las nic, ribok y adios pasan a tener, no sólo una intención aspiracional de clase, sino a ser la construcción de un paisaje inverso. Esta obra intenta vincularse con una estética del arte de la resistencia. Cercana a la reflexión de Verónica Gago, cuando enuncia que lo barroco latinoamericano representa una economía de energías y modos de hacer, propios del momento colonial, que sobrevive o persiste en la pragmática popular. Fuente: Catálogo Premio Itaú Cultural Artes Visuales 2019-2020.