Retrato a tres cuartos de un caballero

La primera atribución a los pinceles de Diego Velázquez del Retrato a tres cuartos de un caballero, fue hecha en 1915 por el experto italiano Roberto Longhi (1890-1970), luego de verla en la colección Bernasconi de Milán. Para él se trataba de un fluido y más armónico modelado del rostro que las obras hechas por el pintor en la corte de Madrid en los inicios de 1620. Hacia 1925 la obra apareció publicada por el historiador de arte Juan Allende-Salazar y Zaragoza (1882-1938), quien lo fechó entre 1627 y 1628, antes de la salida de Velázquez rumbo a Italia.
José López-Rey reprodujo la pintura como autógrafa del maestro español en el Catálogo razonado de Velázquez y su obra, publicado en Londres en 1963, y la consideró análoga al Retrato de un hombre joven de la Antigua Pinacoteca de Múnich, Alemania.Resulta de gran interés la tesis de 1942 del historiador de arte Hermann Voss (1884- 1969), director de la Pinacoteca de Dresde, quien tuvo entre sus funciones la selección de obra para el Museo del Führer que Adolf Hitler proyectaba construir en Linz, Austria. Voss atribuye la obra al artista lombardo Carlo Ceresa (1609-1679), por el parecido de este aristócrata con otro –de cabello más largo– que resguarda el Museo Adriano Bernareggi de Bérgamo.
La obra de Museo Soumaya, sin duda atribuible a Velázquez, exhibe un hombre de jubón negro con botonadura, cuello alto y mangas blancas que mira fijamente al espectador. El fondo neutro permite destacar la pose aristocrática en tres cuartos que fue común durante la era Habsburgo. El tratamiento de las manos recuerda, para López-Rey, la imagen del infante don Carlos, hijo de Felipe III y Margarita de Austria, que Velázquez pintara en 1628 y que hoy forma parte de la colección del Museo del Prado. Apunta el investigador Raffaello Causa: Es la representación que profundiza, en lo psicológico, más allá de las apariencias superficiales, con absoluta negación de cualquier convencionalismo intelectualista.