Retrato de niño con saco café

El historiador francés Philippe Ariès explica en sus estudios sobre vida cotidiana que la identificación de la infancia como etapa social sufrió un lento y largo proceso que inició en el siglo XVII y se consolidó en el XIX. Poco a poco los niños empezaron a tener su lugar en distintos espacios físicos, como el hogar y el colegio. La pintura no fue la excepción.
El investigador Gutierre Aceves comenta al respecto que en el siglo XIX existe la paulatina simplificación del escenario donde se ubica el retratado, hasta situarlo en fondo neutro. De ese modo […] se abandona la necesidad de fijar como algo primario los elementos que denuncian el estatus del niño.
Édouard-Henri-Théophile Pingret fue un célebre retratista por la minuciosidad con la que plasma los detalles en las composiciones, así como por los finos delineados que enmarcan la expresión de los rostros. Aunque no hay muchos datos sobre el maestro, se conoce parte de su producción realizada en México. Los lienzos de dos infantes en formato ovalado –este y «Retrato de un niño con saco café»– se integraron al acervo de Museo Soumaya en 2003, procedentes de la colección de Daniel Liebsohn. La niña está en posición tres cuartos con la mirada fija hacia el espectador, ataviada con una blusa de cuello en ojal que cae hacia los hombros. Cabe mencionar la suave paleta de las carnaciones, principalmente en mejillas y labios, lo que da realismo y vitalidad a los retratos.