El 1 de abril de 1898 el general Porfirio Díaz abría con estas palabras la sesión en el Congreso de la Unión: En lo concerniente a nuestras relaciones exteriores, me es grato manifestarles que continúan sin alteración y con el carácter de amistosa cordialidad. Al mismo tiempo quedó concluida la vía del ferrocarril en Yucatán que intensificaba la exportación del henequén. En aquel contexto de pujanza nacional e internacional, el artista colombiano Federico Rodríguez Mendoza le hizo un retrato de cuerpo entero que se colocó en el Ministerio de Instrucción Pública.
Don Porfirio luce con gallardía la vestimenta presidencial y la banda tricolor en el pecho. A los 68 años, con mirada recia y el porte de varias décadas al frente de la nación, envía su mensaje de «paz y progreso material» con el documento que lleva en la mano derecha. La impecable factura que daba el pintor a su obra lo hizo merecedor de grandes elogios por parte de la Academia de San Carlos, entre cuyos miembros destacó incluso el célebre Felipe Santiago Gutiérrez, uno de los mejores retratistas de la época.
Este óleo da la bienvenida en el Salón Centenario del Hotel Geneve de la Ciudad de México. En este lugar el general Díaz almorzó con su familia la mañana del domingo 20 de noviembre de 1910, en la antesala de una revolución, con el fin de demostrar estabilidad social en el país.
El 25 de mayo de 1911 el presidente renunció a su cargo. Don Porfirio se embarcó rumbo a Europa en el buque alemán Ypiranga. El general murió en el exilio en julio de 1915, cuyos restos aún descansan en el cementerio de Montparnasse en París.