Retrato póstumo de sor María Teresa de la Santísima Trinidad

María Teresa de Aycinena y Pinol nació el 15 de abril de 1784 en la ciudad de Candelaria, Guatemala. El deseo de su familia era orientarla hacia la vida religiosa. Sus tías, la madre María Micaela de Santa Teresa Ana y María Delfina de los Ángeles eran monjas carmelitas, así que desde muy pequeña fue educada en el convento de esta orden en la Capitanía General de Guatemala. Tomó el hábito el 21 de noviembre de 1807 y profesó el 24 de noviembre de 1808. La fama de esta religiosa se debió a que a partir de la Semana Santa de 1816 empezó a padecer arrebatos místicos que le producían llagas en los pies y manos, así como en el costado y la espalda.
Estos hechos están registrados en las cartas de relación escritas por el confesor de la monja, fray Anselmo Ortiz. En ellas se relata que el primer viernes de cada mes sangraban las heridas y que tenía que permanecer acostada. Además, cuando sufría los raptos místicos, se reflejaba en su rostro la faz de Cristo.
El caso fue muy relatado en Nueva España, por lo que en la Colección Archivo Histórico de la Provincia de los Carmelitas Descalzos de México, en el Archivo General de la Nación y en la Biblioteca Eusebio F. Kino de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús existen diferentes registros y documentos. Entre ellos destacan cartas, crónicas y reliquias, como los paños de lino con la sangre de la religiosa.
El bellísimo retrato anónimo muestra a la esposa de Cristo con la mirada dirigida hacia el espectador, ataviada con el hábito de la orden de las carmelitas descalzas: velo negro, toca blanca, manto blanco y sayal café. En el cuello porta su rosario y en las manos estigmatizadas sostiene el escapulario con el emblema de la orden del Carmelo. En el año 2004 inició el proceso de beatificación que hasta la fecha continúa.