De san Buenaventura se dice que cuando tenía cuatro meses de edad, aún con el nombre de Juan, su madre lo presentó muy enfermo a Francisco de Asís, quien lo acercó a su corazón y dijo: buena ventura, con lo que quedó curado.
En esta obra, José Juárez lo representa en su silla inspirado mientras escribe, tal vez, la vida de san Francisco. Sobre el escritorio se encuentran atributos del santo: la calavera y el crucifijo, y los libros, propios del hombre de conocimiento.