Por mucho tiempo Cristóbal de Villalpando fue catalogado como uno de los mejores artistas españoles. Hoy sabemos que nació en la Ciudad de México y que puede ser reconocido en la categoría de los Antiguos Maestros Novohispanos. Fue veedor o examinador de obras, encargado de supervisar la correcta ejecución de las ordenanzas recién promulgadas en 1686 para el gremio de pintores y doradores.
Es probable que Baltasar de Echave Rioja (1632-1682) y Pedro Ramírez (1638-1679) hayan sido sus maestros.
El autor de los murales en la Sacristía Mayor de la Catedral Metropolitana, trabajó para la sociedad civil y religiosa más exigente, pues era considerado el más grande artista de su tiempo.
En este óleo, renunciando a las vanidades del mundo, Íñigo de Recalde (1491-1556) ora en el monasterio de Montserrat. El militar recuperado ofrece sus armas a la Virgen, tras haber sido herido por los franceses en el sitio de Pamplona en 1521. Luego de la lectura de La vida de Cristo, del monje cartujo Ludolfo de Sajonia (c 1300-1377/1378), decidió llevar una vida ascética. Así, el fundador en 1540 de la Compañía de Jesús fue conocido como Ignacio de Loyola.