De la antigua colección de Emmerich Joseph von Dalberg (1773-1833), embajador de Francia en Turín en 1816, Santa Bárbara fue descrita como: una figura femenina que sostiene la palma del martirio. Esta espléndida tabla de Luini pudiera ser atribuida a Leonardo da Vinci, su maestro. El dulce carácter del rostro, la figura elegante, están hechas en el mejor estilo leonardesco; el acabado del cabello, los ornamentos, en conjunto con el estilo y riqueza de los drapeados.
Esta tabla fue estudiada bajo diferentes autorías y títulos. En 2004 Museo Soumaya. Fundación Carlos Slim la compró como Catalina de Alejandría, obra autógrafa de Luini. En 2011 fue atribuida por los investigadores del Museo del Prado –en la advocación de santa Eulalia– a los pinceles del seguidor más importante de Leonardo en España: Yáñez de la Almedina (c 1475-1520). Sabemos que fue reducida intencionalmente en algún momento, con lo que perdió los atributos iconográficos que permitían identificarla.
Una pintura lombarda sita en la Iglesia de San Pedro en el cantón suizo de Pambio Noranco, versión idéntica del siglo XVII, reproduce a los pies de la joven la imagen de una torre. Se trataba del atributo indiscutible que evoca la prisión de Bárbara en Nicomedia por instrucciones de su padre, luego de negarse a abjurar del cristianismo. Una estampa de la colección suiza de Timothée Francillon, impresa en París en 1823, confirmó que se trataba de la misma santa tomada precisamente de la pintura de Bernardino Luini.
La tabla fue identificada por Giovanni Agosti, Antonio Malazzotta y Jacopo Stoppa como una obra genuina de Luini que integró un políptico junto con las imágenes de Catalina de Alejandría, Bernardino de Siena, Antonio de Padua y, en el centro, la imagen de la Virgen María hasta hoy desaparecida.
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