El escultor Pere Jou (Barcelona, 1891- Sitges, 1964) llegó a Sitges el año 1915 cuando Miquel Utrillo le encargó los capiteles y las gárgolas del conjunto de Maricel. Durante cinco años, el joven escultor desplegó su brillante talento en uno de los conjuntos escultóricos más llenos de vida y virtuosismo de la escultura catalana del siglo XX.
Pere Jou fue unánimemente considerado un virtuoso de la talla directa, un testimonio de coraje, de seguridad y de audacia imaginativa.
Esta escultura representa a una mujer desnuda y semiarrodillada, con un racimo de malvasía que la mano derecha acerca a la cara y la mano izquierda ayuda a mantener recto.
La presencia de las uvas quiere ser un homenaje a Sitges y a la malvasía. La sensualidad del cuerpo desnudo se suma a la de la fruta y a la referencia al ambiente de la población, tan propicio al disfrute de la vida.