En los restos se esconden los demonios, algunos me piden que no los deje ahí tirados. Existe una antigua mancia que consiste en adivinar el destino de los deseos a través del ritual de encender velas, observando los remanentes de cebo, sus formas y los futuros posibles que sugieren. En la Iglesia Nuestra Señora de Balvanera, hay un santuario muy popular dedicado a San Expedito, son tantos los devotos que acuden a él, que pueden observarse dos enormes tachos metálicos llenos de las sobras de las velas usadas por los feligreses. Desde abril de 2018 me he dedicado a trabajar sobre los restos que quedan ahí, voy al santuario sistemáticamente, me simbiotizo con los creyentes y recolecto las sobras que mas me interesan y los someto a procesos técnicos vinculados a la escultura. Me interesa más encontrar que crear, sustraer que añadir, reproducir que producir. De ese proceso se desprenden los objetos que realizo.