Probablemente estas pinturas provienen de la ermita de San Salvador de Tarazona (Zaragoza). El estilo y el formato certifican que formaron parte de la predela de un mismo retablo, pero no se sabe qué pasó con el resto del conjunto.
Ambos compartimentos muestran la representación de una santa. Las figuras están sentadas en tronos de formas góticas realizados con la técnica de pastillaje de yeso dorado que reaparece en los nimbos y en otros detalles secundarios. Las santas visten túnica y manto de pliegues generosos, tubulares y quebradizos, especialmente profusos en la parte baja.
La obra representa a santa Catalina de Alejandría, que lleva sus atributos característicos: las ruedas dentadas y palma del martirio y la espada de la decapitación que dirige hacia la cara de un personaje real.
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