Frida Kahlo pintó dos cuadros de naturaleza muerta: Uno está en Nueva York, y el otro está en su museo. Ambos fueron a pedido de la esposa del presidente de México de ese entonces, Manuel Ávila Camacho, pero la primera dama los rechazó porque le pareció que tenían muchos signos eróticos. El marco, creado por la artista, simboliza un útero. Hayden Herrera escribió sobre este trabajo: "La fruta imperfecta de Frida parece haber luchado por sobrevivir en el suelo reseco de México. Dado que lo ha logrado, hace pensar en Frida misma, como sobreviviente, y de ese modo, sus naturalezas muertas llegan a construir una clase de autorretrato. Lejos de ser motivos de cierto color y forma que carecen de sentido, simbolizan un drama de mayor alcance".