La Maqueta de Millares muestra cómo sería el territorio Millares en el III milenio antes de nuestra era. Lo novedoso de este recurso es que se trata de la primera vez que en un museo de contenido arqueológico, se plantea la interpretación histórica de un territorio, a partir del lenguaje artístico contemporáneo.
Imaginemos que en el tercer milenio antes de nuestra era alguien hubiera ido a visitar Los Millares y, a su regreso a casa, hubiera querido explicar a los suyos cómo era el asentamiento. Para ello se habría servido de pequeñas cosas disponibles a su alrededor: unas cañas, unas piedrecitas, cantos de río, un cráneo de cabra abandonado, conchas, etc. Con ello habría compuesto algo muy parecido a la maqueta que puede ver el visitante. Aquí quedan representados los sucesivos anillos concéntricos de la fortificación de Los Millares, con unos círculos para indicar las cabañas al interior del poblado y otros para representar las sepulturas colectivas más allá del recinto exterior. En la periferia del asentamiento se sitúan los fortines que lo circundan y los megalitos que representan a las poblaciones dependientes de Los Millares y situadas más allá de los fortines. También las huellas de cabra que nos indican la importancia de la ganadería y de la trashumancia de los ganados allende Los Millares. Y, finalmente, unos objetos que son producto del comercio llevado a cabo por los habitantes del asentamiento: vasijas campaniformes, cáscaras de huevo de avestruz para fabricar cuentas de collar y defensas de elefante llegadas desde el norte de África para fabricar ídolos y adornos.
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